Merlettin quiere volver a la escuela

¿Quién diría que Merlettin extrañaría la escuela?

Luego de estar varios días en su casa ya no sabía qué hacer para no aburrirse: Probó andar en bicicleta, pero el espacio era muy pequeño y de tantas vueltas terminó con mareos. Probó jugar con una pelota, pero casi termina rompiendo el jarrón favorito de su mamá. Probó mirar una película, pero ya se sabía de memoria hasta los diálogos de los personajes… ¿Qué podía hacer?

Luego de pensar y pensar, llegó a la conclusión de que en realidad extrañaba a sus amigos ¡Ellos debían estar pasando por la misma situación! En la escuela jugaban juntos en los recreos, se ayudaban con las tareas y se visitaban con frecuencia para hacer torneos de Fútbol. Pero ahora no podían. Una vez que finalizó todos sus deberes, salió al patio de su hogar a pensar.

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 Se le ocurrió hablarles por teléfono para saber cómo estaban, pero aún así sentía que no era suficiente ¡Merlettin quería que todo volviera a ser como antes! Entonces, se le ocurrió una idea. Como no podía verlos, ni jugar con ellos, se dio cuenta de lo importante que era la amistad de los chicos para él, por eso, cuando volviera a ver a sus amigos les daría un obsequio…

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Merlettin se puso manos a la obra. Encontró plastilina y silicona líquida en su mochila. Buscó un poco de tela, botones viejos, algo de lana y comenzó con la creación. Luego de un par de horas, su trabajo estaba llegando a su fin ¡Creó bellos muñecos que representaban a cada uno de sus amigos!

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 Con la plastilina estaba hecho el cuerpo. Con la tela les construyó ropas que tenían hasta botones ¡Qué elegantes! con la lana estaba hecho el cabello que gracias a la silicona líquida estaban completamente adheridos a la plastilina ¡Sería un papelón si sus pequeños amigos se quedaban pelados!

 

Le puso el nombre de sus amigos a cada uno de los muñecos y hasta hizo una pequeña versión de él mismo. Una vez que volvieran a encontrarse, se aseguraría de los niños se queden con un muñeco como regalo y muestra de que Merlettin los extrañó un montón.

 

Mientras tanto, jugaría con ellos con mucho cuidado para que los muñecos no se desarmen y queden siempre impecables ¡Ahora podría recrear los días de escuela jugando con sus amigos! Eso sí, cada vez que terminaba de jugar se lavaba bien las manos y guardaba sus creaciones en un lugar seguro para que nadie pudiera encontrarlos… Por ahora, sería su pequeño secreto.

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