Las aventuras de Merlettin

Un día soleado pero muy fresco, Merlettin se aburrió de estar tanto tiempo jugando frente el televisor y notó que su estufa no estaba funcionando muy bien “¡Hace demasiado frío!” pensó.

 

Inmediatamente apagó su videojuego y fue a buscar a su mamá en la cocina. Claro, como ella cocinaba muy delicioso, creyó que el horno estaría prendido y le podría dar un poco de calor, mientras se deleitaba probando él primero cualquier invento que se le ocurriera ese día a su mamá.

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Sin embargo, ella no estaba en la cocina, pero le dejó una nota en la nevera que decía: “Merlettin, voy a comprar unas ricas medialunas para merendar, por favor intentá no despertar de la siesta a tu papá así le hacemos una sorpresa. Ha trabajado mucho esta mañana y se encuentra muy cansado, con amor mamá.”

 

¡Merlettin se pasó jugando tanto tiempo, que no había notado la hora! Ahora, tendría que esperar que llegue su mamá y que su papá se despierte para preguntarle por qué no estaba funcionando la estufa ¿Qué podía hacer mientras tanto para no sentir tanto frío?

En primer lugar, se prometió que no estaría tanto tiempo conectado, jugando, sin notar lo que pasaba a su alrededor ¡Seguro que hasta su mamá le habló y él no la escuchó de lo concentrado que estaba en no perder!

 

Segundo, tenía  que encontrar una nueva forma de entretenerse que además implique que pueda entrar un poco en calor ¡Se le ocurrió una gran idea!

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Buscó un par de tizas de la caja de útiles de su mamá y salió al patio de su casa. Uno de sus juegos favoritos de la escuela, era la rayuela, pero Merlettin creía que dibujaba muy mal y no le saldría bien. Sin embargo, se animó y se puso manos a la obra.

 

Dibujó con tiza los números del 1 al 10. Luego, hizo rectángulos perfectos con una regla para bordear los números. Una vez que estuvo listo, se puso a jugar ¡Saltó tantas veces que perdió todo el frío que sentía!

Justo cuando se sentía muy cansado, vió que su papá se asomó en la puerta para ver lo que estaba haciendo. Le sonrió orgulloso y le hizo una propuesta: que su hermosa rayuela no se borre y sea permanente, para hacerlo iban a necesitar un buen pincel y pintura acrílica.

 

Juntos pintaron el suelo y le hicieron diseños muy bonitos. Cuando llegó su mamá con las medialunas, ellos ya habían terminado y estaban listo para merendar en familia. Dejaron que la pintura se seque para que Merlettin pueda jugar más tarde.

La mejor manera de no tener frío, es haciendo actividad física, a partir de ese día Merlettin puedo todos los días saltar y practicar su equilibrio de forma divertida, pero antes comió las ricas medialunas con un café con leche.

 

Al final, la estufa no estaba funcionando mal como él creía. Su mamá le avisó que iba a desenchufarlo un ratito pero Merlettin no había escuchado. Ya estaría más atento ¡Se hizo a sí mismo esa promesa!

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